martes, 31 de enero de 2012

14. TRES SON MULTITUD


La ausencia de tu cuerpo en mi colchón...

Al llegar a Valencia estaba esperando Cano, nos saludamos, fuimos a dejar mis maletas a casa de sus padres y regresamos por ti. Me dijo que venías en el siguiente tren. Yo estaba enojada, preocupada y nerviosa. Lo pase muy mal sin saber que ocurría contigo, pensando que habías perdido el vuelo, o si te habían robado, si seguías en Barajas. Cuando supe que estabas de camino me tranquilice pero por muy poco tiempo.

Estábamos de pie esperando que bajaras, tomados de la mano. Cuando te vi, los presenté y enseguida me fui contra ti:
-"¿En que estabas pensando para no avisar que estabas con Alex?"
-"Supongo que lo habrías estado pasando muy divertida como para olvidarte de llamar"
-"¿Tan ocupada estabas que no eras capaz de decir que estas bien?"
-""Sabes lo mal que lo pasé pensando que te había ocurrido algo?"
-"Ni pienses seguir siendo tan irresponsable mientras estés conmigo"
No dijiste nada, ibas callada camino a casa de los suegros.

Cuando llegamos te duchaste y mientras Cano me dijo que había olvidado decirme que llamaste, para decir que tu amiga fue por ti al aeropuerto, que pasarías esas horas con ella mientras salía tu tren.
Me enfadé entonces con él, por no decirme a tiempo las cosas y me sentí muy mal contigo después de todo el sermón que te solté.
Te pedí una disculpa, te explique las cosas y traté de compensarte con un abrazo y un beso; aunque no fue suficiente.

Los días posteriores fueron para adaptarnos los tres.
Él en su trabajo nuevo, más independiente, nuevas amistades, con menos de medio año de casados y recién mudados a esa casa.
Tú con el jet-lag, extrañando a tu familia y amigos y pensando más de una vez: "¿qué hago aquí?", viéndonos cuando no tenía que trabajar, a escondidas y compartiendome con él, hablando por las noches con las personas que quieres.
Y yo, con trabajo nuevo también, dividida, entre un marido que es una persona amable, buena, que sólo quería lo mejor para mí ; y contigo, mi parte fuerte, ardiente, secreta, confusa, sin la que no puedo estar.

La noche que llegamos, chateaste con Anais, te preguntaba que tal el viaje, como te encontrabas, si todo iba bien; no sé tus respuestas escritas, pero sabía que empezamos con mal pie, y que esto seguiría así el resto de tu estancia. Te pregunté años después si llegaste a pensar que estabas mejor con ella que conmigo, no respondiste.

Las peleas eran diario, por un lado tú me veías con Cano, que, aunque éramos como amigos no dejábamos de ser esposos, y, como tal, me pedía estar a su lado, tomarnos de la mano, sentarnos juntos en el sofá, cuidarle, atenderle, estar juntos como lo que éramos. Te dije antes de venir que ese fuego que tenía contigo no era con nadie más; y no mentí, pero callé que hacíamos vida de pareja normal.
Por otro lado estaba Anais, que seguías en contacto con ella; en una ocasión llamaron a casa varias veces, un par de días, se quedaban escuchando y no hablaban, sigo pensando que era ella porque antes y después de tu estancia no paso. Otra cosa que paso es que vi en el ordenador que habías hecho un test, tonto, si, sobre quien era tu mejor candidata para pareja, me habías puesto con ella; no recuerdo el resultado, pero me molesto y me dolió que tuvieras la idea de seguir con Anais.

No todo fue malo, cuando iba a tu habitación por las mañanas, te despertaba con besos hasta que te encendía lo suficiente para ir a mi cuarto y hacer el amor toda la mañana, en la camas, en la ducha, en el sofá, en los sillones; cualquier sitio era perfecto para hacerlo. No me cansaba de tenerte entre mis brazos.
Después de tener un orgasmo tras otro me da sueño y a ti te pasa lo contrario, te activa y quieres más, me quedaba adormilada contigo en mis brazos, comenzabas a besarme con suavidad los brazos, las manos y me acariciabas el pecho, hasta que empezabas a despertarme, mi respiración te decía cuando avanzar, tu mano entre mis piernas me hacía perder el sentido, me ponías realmente mal, y después de lograr lo que querías iba por ti. Muchas, demasiadas veces me frené al ver tu cara, tu voz diciendo que me detuviera y tu cuerpo pidiendo lo contrario.

Recuerdo esa tarde, conversando entre sábanas, tuve que levantarme al baño, y al volver te vi desnuda, boca abajo, con la luz muy tenue entrando por la ventana y un rayo de sol daba directamente a tu trasero, levantado, firme, a esa curva que me hace olvidar todo. Las sábanas blancas cubriendo tus piernas y tu cabello cayendo por la espalda, no pude evitarlo y te tomé una foto. Te dije lo perfecta que eres, lo que me impone tu cuerpo y que estaba completamente cegada por ti. Eso me trajo otra ronda de juegos en la cama.

Fueron muchas historias de alcoba en esos meses, de peleas, llanto, desesperación, coraje, dolor, pasión... Y ahora que las recuerdo, me doy cuenta de muchas cosas; más de las que pensaba.
Nunca te di el lugar que merecías porque lo hice todo mal, ¿cómo darte tu sitio si estabas en mi casa, con mi marido?. Tendría que haber terminado con esa relación desde que nos besamos por primera vez.
Y no me canso de decir que lo lamento, por hacer las cosas mal, pensando solo en tenerte sin medir las consecuencias que eso trajo; un divorcio, un amigo herido, una mujer lastimada, otra confundida, te culpé en un momento, pero solo me engañaba, la única responsable era yo.

viernes, 27 de enero de 2012

13. VOLARE


Me quedé fuera de tu habitación, pensando en lo que había pasado, que era la última noche que dormiríamos juntas. Llamé a tu puerta, me abriste y entré con la cabeza agachada, sin saber qué decir, cerraste y te metiste entre mis brazos; fue, sin decirlo, un abrazo de disculpas y de despedida.

Levantaste la mirada y te besé, intenté hablar pero me susurrabas que no dijera nada; ese beso tierno comenzó a crecer, a pedir más; bajaste tus manos a mi cadera y yo acariciaba tu espalda, te llevé nuevamente a la cama, esta vez despacio, con calma, con mucho cuidado te recosté y empezamos ese juego que se nos daba cada vez mejor. Tu pelo húmedo pegado a tu cara, esos ojos escondidos detrás de tus pestañas largas, la sonrisa de satisfacción, tus manos jalando la sábana y esos gritos ahogados que me anuncian que estas por explotar me electrizan por completo.

Y cuando quedo satisfecha con esa sonrisa vas por mi, con tanta suavidad, tanta calma, sin prisa, disfrutando cada segundo que me haces rogarte por dejar de acariciarme e ir a la acción. Siempre ha sido así. Aunque nuestra cama se hizo para no dormir, ya que me despiertas cuando menos lo espero pidiendo más guerra me gusta que seas así, ardiente sin ser vulgar, una verdadera mujer dentro y fuera de la habitación.

Nos quedamos dormidas después de disfrutarnos mas de una vez. Por la mañana salí de tu habitación, me duche, revisé mi maleta y me quedé viendo un momento mi cuarto; de nuevo lo abandonaba; no sabía cuanto tardaría en volver a ver mis cosas, parece frívolo, pero no es así.
Fui a despertarte y mientras te duchabas preparé el desayuno. Nos esperaba un día largo. Luego de tener por fin tu boleto estábamos listas para volar; tú te ibas en unas horas, y yo por la noche.

Una discusión más porque te recogería una ex tuya (cibernovia) en Madrid. Pero no había mucho de donde elegir, así que tuve que apechugar y esperar que todo fuera bien a tu llegada. Era tu primer vuelo largo y los nervios te traicionaban, no por miedo, sino por la excitación que da lo desconocido. Nos dimos un beso al despedirnos en el aeropuerto; cuando te vi partir me sentí por primera vez responsable de ti. Comenzaba a caer el peso de la realidad.

Al llegar a casa le llamé a Alex (tu ex) para darle los detalles de tu vuelo, le pedí que te cuidara encarecidamente; quizá eso le causo gracia, pero yo no estaba para bromas, eras mi responsabilidad y eso de saberte con ella no me dejaba tranquila.
Me preparé para salir al aeropuerto nuevamente; despedidas con la familia, los amigos y esa vez me fui sola, es mejor así.

Eran fiestas patrias cuando cruzaba el océano, me tocaron 3 asientos vacíos, los disfrute durmiendo todo lo que pude. Fue un viaje sin contratiempos, lista para lo que viniera. La idea de tenerte conmigo por 3 meses me encantaba; de haber sabido lo que nos venía encima, no se si te habría insistido tanto en ir.

Al llegar a Barajas y pasar por todos los tramites necesarios y desgastantes te busqué.
No estabas, llamé a casa para saber si tenían noticias tuyas y nada, pregunté por ti en el aeropuerto, en Atocha y nada; llegué corriendo al tren, apenas logrando entrar, preguntándome si estarías bien, si habías llegado a Valencia o estabas con Alex; que horas antes me había dicho que no podría ir por ti... ¿dónde estabas?.

jueves, 26 de enero de 2012

12. CONOCIENDO MI MUNDO


Las despedidas es mejor no alargarlas más de lo que debemos, es como un jarabe amargo que mientras más rápido se toma, mejor.

El regreso al D.F. fue tranquilo, sentada adelante y charlando con el chofer, viendo el amanecer, hablamos de mil historias, él iba emocionado preguntando como son los españoles, si de verdad fuman tantos puros y si son buenos con los extranjeros; y yo le cuestionaba sobre la república mexicana, su trabajo, las personas de cada estado.
Siempre que viajo por carretera procuro ir delante si es de madrugada o va a oscurecer, el cielo, ese cambio de color y luz es un regalo a la vista que no me canso de disfrutar y agradecer.

Luego de varias horas de camino, de unas panorámicas increíbles, una charla amena e interesante y dolor en el trasero por haber viajado la mayor parte del tiempo como niña sentada en el escalón del pasillo, nos despedimos, me invitó a desayunar, pero el momento había pasado, era hora de seguir. Tomé la maleta, acomodé la mochila y caminé hacia esa salida que tantas veces me ha visto cruzar. Compré un café y unas galletas, me senté sin prisa en el ojo del huracán, a ver el entorno, las despedidas, las bienvenidas, los llantos, los trabajadores de los locales, la gente encomendándose a la imagen de la Virgen de Guadalupe que está en el centro, los que buscan algo, los que van con prisas y los pocos que van relajados a esa hora de la mañana.

Después de asimilar, cambiar el chip y sentirme en casa, segura entre millones de personas, por las calles que conozco, me dirigí al metro, atascado de ruido, personas, vendedores, policías, portafolios, zapatos de tacón, estudiantes y niños pequeños. Hice el trasbordo, todo automático; saliendo del metro ya cansada de la mezcla de tantos perfumes y olores fui a buscar el otro autobús, una vez en mi sitio me acomodé, me puse los auriculares y dormí casi hasta la casa.

Al llegar, me saludaron como si me hubiera ido solo unas horas, al comentarlo la respuesta de mi padre fue: "¿qué quieres que te diga?, es mejor acostumbrarnos a que te veremos muy poco", y así es, las despedidas y bienvenidas en casa son cortas, cariñosas pero con el tiempo justo.

Te llamé para decir que había llegado bien, hablamos poco.
Ese día estuve en casa, con la familia, con mi abuelo que empeoraba cada vez más. Comenzamos a ver lo de tu boleto de avión, quien podría ir por ti a Madrid si no coincidían nuestros vuelos y yo pensando como sería tenerte bajo el mismo techo que mi marido.

Cuando fui por ti a la terminal de autobuses estuve poco antes de la hora, al verte bajar, con tus maletas, esa cara de nervios y buscándome entendí lo que sentiste al verme en el aeropuerto. Un abrazo largo de recibimiento, un beso que provocó la mirada de curiosos y caminamos hacia la salida, te pregunté si tenias hambre, sueño, si necesitabas algo; todo estaba bien, veías por primera vez mi ciudad tan querida y odiada. Charlamos de tu viaje, mientras bajito me decías que había muchísima gente en la estación y en el metro. Al abordar este ibas de frente a mi, y ver tus ojos escrutándolo todo, tenerte tan cerca y tan lejos me ponía nerviosa, me moví de forma que quedaras dándome la espalda, pero tenerte así era aún peor. Finalmente llegamos y seguías admirada por tantas personas caminando ensimismadas.

En el autobús nos tomamos de la mano, te recargaste en mi hombro mientras veías por la ventana parte de mi entorno. Al bajar y conocer mi barrio no es muy diferente al tuyo, te daba risa que me saludaran varias personas en la calle.
Llegamos a casa, y hechas las presentaciones te acompañé hasta la que sería tu habitación esos días. Apenas cerramos la puerta nos besamos, un abrazo con desesperación y muchos "te quiero" "te eche de menos" cada beso inundaba poco a poco el lugar. Me moría de ganas por estar contigo, pero no era el momento. Nos calmamos (con mucho esfuerzo) y dejé que te refrescaras mientras te esperaba en la sala.

Ese día no salimos muy lejos, sólo caminamos por el barrio, te mostré el ciber café de mi amigo, el deportivo donde iba a apostar y un par de casas; matando el tiempo hasta que llegara la noche. Te extrañó que en tu casa procuran esperarse, quedar a una hora para comer, y en la mía no es así, cada quien come cuando llega y puede, la cena si tratamos de hacerla juntos. Al decirle a mi madre que dormiría contigo no quería, alegando que no te dejaría descansar (contuve una sonrisa) y le dije que era por no despertarlos charlando hasta tarde, se quedó seria, pero me fui a tu habitación.

Cerré la puerta con seguro, estabas de pie con esa mirada que me corta la respiración, nos besamos lentamente, te dije que sólo estaría un rato en tu cuarto y te reíste pegando tu cuerpo al mío, trataba de controlarme quitando tus manos de mi cadera con suavidad, pero te aferraste bajándolas por detrás, al escuchar mi voz pidiendo que te detuvieras supiste que habías ganado la batalla, ahí estaba, suplicando que esa noche no con la voz ronca, y como siempre, me rendí, te cargué hasta la cama mientras seguías besándome y comenzamos lo que duraría toda la noche, una juerga de orgasmos, charlas, risas, besos y confesiones.

Cuando me hablan y estoy medio dormida, medio despierta respondo todas las preguntas sin darme cuenta, así es como mi padre sabía donde había estado al irme de fiesta, o mi madre si realmente había aprobado las materias; tú te enteraste después de unas noches juntas y también me preguntaste cosas, no recuerdo que, pero en ocasiones me besabas hasta despertarme diciendo que me querías, otras te enfadabas y me hablabas con seriedad; y sin duda mis favoritas eran cuando pedías más, acariciando mi pecho, el estómago o el cuello, alguna vez desperté pensando que era un sueño erótico contigo y era real, esas eran increíbles.

Soy reservada y muy distraída, demasiado, una tarde que salimos al centro comercial me decías que volteaban a verme, que llamaba la atención, te dije que era imposible, que soy muy normal, dijiste que es la forma de desenvolverme y que te alegrabas que fuera tan despistada. Será que después de viajar y adaptarme, al volver todo es más sencillo, sin complicaciones, en casa me transformo, es verdad.
Un día vimos a una amiga mía, con su novia, al presentarte sentiste celos de su mirada; te expliqué que jugábamos en el mismo equipo de baloncesto, que hace años tonteamos un poco sin nada serio, salimos con ellas esa tarde y al final te agradó.
Nunca te cuestioné sobre lo que pensaste de mí al verme mover en mi entorno, tampoco es que me causara insomnio saberlo, pero creo que pase la prueba.

Una noche antes de emprender el vuelo hablamos de lo que te encontrarías al llegar, aunque no fui del todo honesta contigo, te dije que mi marido y yo eramos mas amigos que pareja, y en parte era verdad, pero omití decirte que seguíamos besándonos y queriéndonos mucho. Callé muchas cosas que mas tarde nos hicieron daño, estabas molesta porque te dije que yo dormiría con él y mi vida en España sería como él la conocía. Discutimos y me dijiste enojada que me querías sólo para ti, que era solo tuya, yo me desesperé y te grité diciendo que eso lo hubieras pensado antes de estar con Anais. Terminamos agitadas, haciendo el amor de forma enérgica, fuerte, no llegamos al final, ya en calma y con cordura tu estabas con los labios rojos de tantos besos fuertes y mordidas y yo tenía el cuello con marcas de tus dientes. Estábamos agitadas, nerviosas, yo avergonzada por haberte sujetado las manos y besarte de esa forma, por hablarte así, por intentar hacerte mía no a la fuerza, pero si con urgencia. Te dije que hicieras lo que consideraras mejor para ti, todo esto a oscuras y sentada en la cama, te pedí disculpas y me dijiste que no lo hiciera, que tú querías hacer el amor también. Me vestí y salí de tu habitación.

Quien iba a decir que esa escena se repetiría mas de una vez y que no era por enojo, sino por las ganas de ti. De calmar la adicción.

miércoles, 25 de enero de 2012

11. BIENVENIDA


Aquellos que tienen la fortuna de seguir estudiando disfruten todos los días, esa es una de las mejores etapas de su vida, expriman todo lo que puedan.

Me negaba a acompañarte a la universidad, ninguna es lo suficientemente grande cuando no quieres ver a alguien, porque te encontrarás a esa persona más de una vez cuando menos lo esperes.
Al final esos ojos tristes que sabes poner me convencieron, fui de mala gana; subimos al coche y pusiste música (Molotov), hablamos de las posibilidades de que fueras un día a visitarme. El camino era largo, cuando llegamos a la calle me sorprendió el salón de fiestas que tiene... espera, ¿qué eran?, ¿dioses griegos?, no se pero me hizo gracia. Todo un ambiente universitario, locales de fotocopias, sitios donde comer, bares, autos con post-it pegados, gritos, el color de la mezclilla predominando, muchas colillas de cigarros en la acera y el olor de marihuana por algún sitio.

Entramos y tu ibas feliz, me tomaste de la mano y me quedé mirando, esperando que la soltaras como otras veces cuando te la agarraba yo; pero no, entrelazaste tus dedos con los míos y caminaste muy segura, mostrando con una sonrisa tu escuela, dando detalles de la arquitectura, de los edificios, un poco de historia y presentandome a algunos amigos como "tu novia". Me dejaste sin palabras, no sabia que decir, lo estaba pasando muy bien, estaba relajada. Me quedé fuera de tu clase esperando que terminaras mientras jugaba con el móvil.

Al salir nos quedamos sentadas un rato en la parte superior del edificio, detrás de la entrada, me diste algún beso rápido y seguías de mi mano. Esperando a una amiga tuya para entregarle unas cosas. Hablaste del futbol, de tus clases, los profesores, los amigos, estabas como pez en el agua y me alegré mucho por ti, aunque borré sin decirte la idea de que continuaras tus estudios en España, no la mencione.

Bajamos con tu amiga y al llegar a comprar café ahí estaba Anais. Nos quedamos viendo no solo nosotras tres, sino las personas alrededor que sabían quienes éramos. No soltaste mi mano, bajamos charlando, ella saludo a tu amiga y te preguntó si no ibas a presentar, yo seguí caminando y dije que no quería perder mi tiempo que nos fuéramos, mientras la gente miraba.
Para mi mala suerte, antes de subir a tu coche ahí estaba de nuevo, te llamó y tu fuiste mientras yo entraba enojada. Regresaste, te vi venir seria y ella se quedó con cara sorprendida, al mirarnos Anais y yo, le dije adiós con la mano mientras te abrazaba; pero cuando nos alejamos te ataqué con preguntas:

Y: -¿Qué te dijo?, ¿qué quería?, ¿porqué fuiste?, ¿la extrañas?.
T: -Tranquila cielo, me dijo que si ya no la voy a saludar cada que vaya contigo, le dije que mientras se siga comportando así no, y fui porque no quería un numerito delante de todos (Suspiro largo) y no, no la extraño, solo te quiero a ti mi vida.
Y: -No me gusta, no me agrada que siga siendo tu amiga.
T: -Cielo, no pasa nada, de verdad, confía en mi, tu crees que después de conocerte voy a regresar con ella?, después de saber lo que siento a tu lado?.
Y: -Insisto, no me gusta, pero es tu vida, tu sabrás, hay algo en ella que no me gusta, no es leal, no me agrada.

Llegamos a tu casa a comer, extraño el sazón de tu madre, las charlas de tu padre, las bromas de tus hermanos, el girarme y sorprenderte observándome, sonriendo, tus "te amo" con una mirada, los nervios cuando pasabas a escondidas tu mano por mi espalda, o en la barra de la cocina, colocándola encima de mi rodilla.

Si tu casa hablara, recuerdas cuando te daba una nalgada antes de entrar diciéndote al oído que me encantas, subir las escaleras y besarnos antes de entrar a la sala, esperar que todos durmieran para poder abrazarte en el sofá mientras veíamos la tv; y la cocina, viendo desde la barra como lavabas los trastos mientras charlábamos, pero tus piernas me perdían y terminaba acercándome para abrazarte por detrás, apoyando mi barbilla en tu cabeza y metiendo mis manos dentro de las bolsas de tu pantalón, que risa recordarlo, lo siento, es que te ponías tan nerviosa, volteando a ver si no entraba alguien, diciendo que me quitara, me encantaba verte así, Dios... como extraño esos días.

Esa semana tuvo de todo menos aburrimiento. Ya conocía Guadalajara, aunque de noche, con unos amigos de la universidad; pero recorrer el centro a tu lado fue lo mejor, ese acto inconsciente de tocar tu espalda al cruzar la calle que te encanta, te hacia gracia viendo lo lenta que soy para comer, escucharme hablar te ha gustado siempre y yo me pierdo, hasta que reacciono y te miro, tienes esa sonrisa que me hace dudar en besarte o agitarte para que digas algo.

La última noche estuvimos hablando hasta tarde, acostadas, tu entre mis brazos, sentía las lágrimas cayendo en mi pecho mientras te acariciaba el cabello y te besaba diciendo que nos veríamos en unos días. Ese fue el principio de esta historia, ya con 8 años.

Ha sido una grata sorpresa saber indirectamente que estas, dudaba en seguir escribiendo sabes?, lo hago más por ejercicio. No creo que sea una historia que enganche a nadie, después de todo, es solo una mas entre millones, pero es nuestra. Sé que lees el blog, que no dirás nada, esta es la historia que nunca te conté, mi lado de la relación.

lunes, 23 de enero de 2012

10. CONOCIENDO TU MUNDO


Enfrentar los temores nos hace ver que son insignificantes y nos hace crecer, siempre, en cualquier situación.

Tu cara estaba asombrada por la situación, nunca supe si fue por Anais y su terquedad de seguir llamando, por mí contestando y enfrentando o por ti, sin saber que hacer.
Fue incomodo tener que hablar con ella, controlarme lo más que pude hasta que viste que estaban subiendo de tono las respuestas y hablaste tu diciendo que dejara de molestar, que querías estar solo conmigo, que lo suyo estaba terminado.

Después de dar el primer golpe diciendo que tuvo su oportunidad, que no te supo cuidar, que lo sentía mucho pero yo había llegado antes y que nunca me había ido ella respondió: "tu te irás, y, a quién va a buscar?" "puede que la tuvieras por internet, pero estuvo en mi cama antes, muchas veces" "te irás..". Esa pelea por ti habría durado horas si no intervienes y pones un alto, a las dos.
Traté de calmarme, salí a fumar y te deje hablando por teléfono pensando: "joder! porque te sales? ahora no sabrás que le está diciendo" y la razón me tranquilizaba susurrando: "si es tuya, nadie ni nada te la quitarán, sino, has cumplido con lo que venías a hacer, quitarte el hubiera".

Esa tarde quedo fastidiada por la llamada, hablamos de ello, traté de olvidar, después de todo, yo estaba casada con Cano y le quería, así que no tenía ningún derecho de reclamar nada.
Cuando estaba todo en calma te pregunté de que lado te dormirías, y me respondiste que no te quedarías, nunca habías dormido fuera de casa y no sería conmigo la excepción. Desde mi lado ya con 21 podrías haberlo hecho, del tuyo, seguías siendo niña de familia. Cosa que me molesto los siguientes años. Y pasé la primer noche sola, en esa cama donde se quedó tu olor impregnado, pensando en ti, en Cano, en mi, en que me iría...

Al día siguiente fuiste por mi, me llevaste a tu casa, conocí a tu familia conforme llegaban de la escuela y el trabajo. Recuerdo la primer charla con tu madre, interrogándome, preguntando qué había estudiado, donde había trabajado, que planes tenía a futuro, cómo nos conocimos, porqué decidí ir a Guadalajara, que si no me reñían por tantas horas al teléfono contigo, que si no salía caro. Al final creo que le caí bien, me dijo que le gustaba que una de tus amigas fuera simpática, que hablara de forma educada y que estuviera pendiente de ti. Y me jacta decir que Anais y las que han pisado tu casa después y antes de mi no tendrán ese lazo con tu madre, yo soy punto y aparte.

Esa tarde fue para conocer a tu familia, tu lugar de trabajo, el ciber donde tantas veces charlamos, tu universidad, los centros comerciales, todo lo que te envuelve.
Fue interesante, conocí una parte de ti que no me dicen tus palabras ni tus actos, tu entorno. Con tus amigos fue diferente la historia, soy, sin darme cuenta muy analítica con las personas, puedo decirte a quien le caí bien, quien no me soporta y con quien no me interesa seguir una amistad. Sí, se noto un poco la diferencia de edades cuando salimos, tu querías fiesta todos los días, en la universidad, en casa de tus amigos, en tu trabajo, en el bar de siempre, y yo también pero con menos cantidad, quería mas tiempo contigo que compartido.

Apenas nos besamos esa semana, te daba vergüenza tomarnos de la mano, porque nadie en tu entorno sabía lo tuyo, no podíamos mirarnos apenas en tu casa para que no lo notaran; la segunda noche en casa de Toño abrió la puerta de mi habitación, por error supongo, te lo comenté al día siguiente y tu madre, después de eso y de ponerme mal del estomago insistió en que durmiera contigo, en tu cama. No sabía si besarle o decirle que no, que no podría contenerme con tu cuerpo al lado mío.

Dormimos en tu cama, pero en habitación compartida, recuerdo cada noche perfectamente al cerrar los ojos.
Acostadas de lado, tu acurrucada en mis brazos, sintiendo el calor de tu espalda y ese final que me pone mal, tus piernas tan cerca, ninguna noche pasó sin discusiones, yo tratando de contenerme y cediendo, besando tu cuello, mordiendo tus orejas y hablándote al oído, oliendo tu pelo, mis manos acariciando tu estomago, tus costillas, subiendo hasta tu pecho... siempre, todas y cada una de las noches recibiendo un no por respuesta, olvidando que no estábamos solas; terminaba dando la espalda para no caer de nuevo, enfadada, ardiendo y preguntándome: "¿porqué sigo aquí?" y respondiendo enseguida: "porque es mejor tenerla cerca, sin poder tocarla que estar lejos de ella".

Una noche me enfadé más de lo normal, me duró hasta la mañana siguiente y ni tus besos de buenos días me ayudaban a estar mejor, sabes porqué? Porque esa noche admití que no quería a nadie más en mi cama, que nunca había deseado tanto a nadie, que me estaba enamorando, y esta vez no era un ciber amor, esta vez era real.

Días antes de irme fuimos a tu universidad y coincidimos con Anais, nos conocimos de frente y esa situación, mi reacción, te dio el empujón que necesitabas para decir: "si, me voy contigo a España".

viernes, 20 de enero de 2012

9. MANZANA PROHIBIDA


El cuerpo humano es extraordinariamente perfecto y sube un grado de intensidad cuando el cerebro logra desconectar y deja actuar solamente a los instintos, sentimientos y placer en el acto de amor mas puro y enérgico.

Tu cuello me recibió de buena gana cuando me perdí en el, me quede un momento ahí y después te pregunté: "¿estás segura?" mirándote a los ojos, con la voz ronca y esperando un si; me tomaste por la nuca y me besaste.


Toda la habitación tenía un color rosado por el atardecer que entraba desde el ventanal. No se escuchaba nada que no fuera tu respiración y la mía, mi cabeza pensando que eso de irse a la primera con alguien que no llevas ni 3 horas de conocer no estaba bien.


La ropa quedaba lentamente en el suelo, no dejabas de oler mi piel y yo de perderme en cada parte de tu cuerpo, conociendo lunares, besando, aspirando, suspirando... descubriéndome en ti y aprendiendo sin palabras. Tu cuerpo perfectamente amoldado al mio, mis manos temblando al ir subiendo desde tus costillas y rozando mis pulgares la suave curva de tu pecho agitado (tranquila, no daré detalles de tu cuerpo, de esa parte donde termina tu espalda que me vuelve loca ni de tus piernas que me hacen perder la razón).

No te dije las dos partes mas sensibles de mi, las descubriste y sonreíste al hacerlo, no se cuantas veces toqué el cielo esa tarde, solo se que fue un concepto exacto de lo que significa hacer el amor, no fue solo sexo.


Mis manos seguían sintiendo tu piel, tu cuerpo, cuando terminamos recostadas, agotadas y con ganas de más; mis ojos no se cansaban de ver tu cuerpo, la boca con sabor a ti, con ansias por volver a probarte de los pies a la cabeza; el cuarto inundado de sudor, tu perfume, el mío y el ambiente cálido que queda después de pasar todo ese tiempo encerradas y tus gemidos, los gritos, mi nombre, el tuyo sonando en las paredes. Me vencía el sueño contigo entre mis brazos, te giraste y subiste una pierna a las mías, sentir tu calor me hizo sonreír sabiendo lo que buscabas, te dije que si no estabas cansada, en respuesta comenzaste a besarme y a decir que no entre cada mordida pequeñita que dabas, me acelerabas el pulso y al escuchar mi voz ronca supiste que lograste lo que querías.


Nos besábamos de nuevo cuando sonó tu móvil, y, ¿quién era?, si, Anais. Tu cara cambio enseguida cuando viste la llamada, me miraste, no querías decirme, pero te delataste al responder: "si, es verdad, ha venido", "si, ya la vi", "no, no puedo verte, te llamo después, si?", "si, esta aquí".


Yo: -Era ella verdad?

Tú: -Si...

Y: -Me dijiste que habían terminado

T: -Y es verdad, terminamos, ya no salimos, pero se entero que venias y me pidió reconsiderarlo, volver a vernos

Y: -Pues queda con ella entonces.


Me levante y comencé a vestirme, enojada por haberme dejado llevar así, tratabas de calmarme cuando sonó de nuevo el móvil, otra vez ella, no respondiste, dijiste que solo querías estar conmigo, que no sabias porque la reacción de ella; te pregunte si estabas segura, me respondiste con un: "si mi vida, solo quiero estar contigo, siempre".

Y al volver a sonar conteste yo.


Yo: -Dime Anais, que es tan urgente.

Anais: -Quiero hablar con ella.

Y: -Esta ocupada vistiéndose, dime que necesitas.

(Silencio por unos segundos)

A: -A ella, la necesito a ella y si no se puede poner dile que la amo, que si nos vamos a ver esta tarde.

(Más silencio)

Y: -Creo que tu y yo debemos dejar varias cosas en claro...

8. HASTA LA CAMISA


"Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean adicción" J. Sabina.

Esa tarde de verano era cálida, no había una sola nube, la zona donde vive Toño es segura, tranquila, poco transitada. La entrada me recuerda los fraccionamientos con la mitad de cemento y la otra con algo de césped, esos árboles enormes que hay en su calle... los echo de menos, con las hojas amarillas y crujientes en otoño que invitan a pisarlas.
Dentro de esa casa había muchos nervios, demasiadas ganas de todo y miedo de abrir lo que no se puede detener.

Tus ojos tenían un brillo que cegaba, me cohibía demasiado verte, a mi, que me pasé esos años presumiendo de control y seguridad; una mirada tuya sirvió para desarmar todo escudo posible. Al ver que te acercabas con tanta suavidad, con esa confianza y ansiedad me puse a temblar, no, simplemente no era posible que alguien ejerciera tal poder en otra persona.

Pensaba en como librarme de un beso que traería consecuencias a nuestras vidas, pero tú fuiste mas rápida, pasaste una mano por mi pelo y cerrando los ojos me besaste, sentir tus labios tan suaves, como muchas veces imaginé, ese beso esperado por años no decepcionaba en absoluto, tus labios finos y ágiles, los míos mas gruesos y temblorosos se acoplaron perfectamente; sentir tus dientes mordiendo con ansias mi boca hacía que mi respiración se tornara más profunda y agitada... me rendí, tomé tu cabeza con mis manos, perdiendo mis dedos entre tu cabello hasta que comenzaron a salir gemidos de nuestras gargantas y las manos bajaban descubriendo el cuello, siguiendo la linea de tu clavícula, todo el cuerpo me pedía más de ti.

Me separe con lentitud, y sonreiste al escuchar y descubrir que la voz me cambia cuando estoy excitada, se pone mas ronca y te hizo gracia, trate de controlarme y cambiar de tema. Fuimos a la habitación a deshacer la maleta. Eran dos camas individuales, las unimos quitando la mesilla de noche del centro y nos sentamos en ellas, mientras yo sacaba ropa tu me hablabas de los sitios que hay cerca; brincamos sin saber como al tema de la música, nos recostamos usando un auricular cada una.

Aunque la música era tema de conversación no dejaba de pensar en tu beso; aproveché la siguiente canción para decirte que quería besarte yo. Sonreíste diciendo que no necesitaba permiso, y así fue como Ornelas me acompañó mientras yo te miraba, acariciando tu cara con los ojos y siguiendo la linea con los dedos, conociendo tu rostro desde la frente hasta la barbilla, cerré tus ojos con mis manos, esas pestañas largas, la linea de tu nariz, pequeñita, las mejillas rojas y los labios entreabiertos; me temblaba el pulso al tocar tu boca, me acerque a oler tu cuello y te estremeciste, me perdí tocando tu cara con la punta de mi nariz, el tiempo se detuvo, puedo jurarlo, mientras mis pestañas te hacían cosquillas en las mejillas y sonreías me acerqué a tu boca y se escapó un gemido de tu garganta.

No te tocaba, solo estaba a milímetros de tus labios, robando tu aliento, con los ojos cerrados y desconectando de todo me perdí en ellos, con suavidad, rozando apenas, conociendo, sentí un movimiento y miré, eras tú cerrando las manos, podía ver tu pulso en el cuello, desesperado, me acerque nuevamente y te besé como nunca antes, en el suelo se quedaron los tabúes, los miedos, lo "correcto", el qué dirán. Estabas acostada y yo casi encima de ti, mordiendo tus labios, respirando mas rápido, perdiendo los dedos entre tu pelo y escuchando esos gemidos que me ponían a temblar y dijiste: "Quiero hacerte el amor, no puedo esperar más"...

No pude contenerme, bajé a tu cuello y empezamos a conocernos sin necesidad de palabras...

7. TERCERA LLAMADA


Cuando se toma la decisión de vivir tan lejos de la familia estamos preparados para perdernos cumpleaños, nacimientos, graduaciones; pero nunca para un fallecimiento, por eso es mejor despedirse con las cosas en orden, la conciencia tranquila y con los "te quiero" entregados.

El camino a Madrid solo iba pensando en mi abuelo, no me interesaba mucho ver a Spiderman en la película del tren, fui a la cafetería y tomé un cortado imaginando que tan mal podría estar mi Papá Grande (así llaman en algunos lugares a los abuelos).
De nuevo en Barajas, rogando porque hubiera un hueco en el avión para mí, esta vez iba sola, así que las posibilidades eran mayores de que me llamaran. Maté el tiempo caminando por el aeropuerto, fumando en el cuarto ridículo que hay para ello, conocí personas como en otras ocasiones y me dormí sobre las maletas un rato.
Finalmente mi nombre en el mostrador, al esperar para abordar estaba Bunbury en la sala y la gente estaba emocionada, yo me limité a mirar y pensar como nos transformamos al ver a quien admiramos, y deseando encontrarme alguna vez así a Joaquinito.

El vuelo muy tranquilo, escuchando a John Lennon y leyendo a Sabina, dos maestros acompañando mi preocupación por saber como estaba realmente mi abuelo. Lloré de nuevo, recordando nuestros juegos, la manera en que me cuidaba, su amor incondicional, los meses que me perdí a su lado.
Llegué ansiosa por verlo, estaba mejor de lo que pensaba, me reconoció, charlamos y me tranquilice, aunque me sentía insegura sobre su salud, el siempre se mostraba fuerte y cariñoso, como siempre. Y toda esa situación me hizo pensar que no quería, no debía seguir con los hubiera guardados, así que te busqué.

Llamé a tu casa, te sorprendió ver el número de teléfono y escuchar mi voz. Te comenté el motivo por el que estaba en México y después de hablar un rato te dije que tomaría un vuelo a Guadalajara.
Preparé una maleta pequeña y tú el sitio para quedarme ese tiempo.
En el mostrador, al entregar mi boleto me pidieron el pasaporte, si!, se que suena ilógico que lo pidan viajando dentro de la república, pero lo hicieron, al no llevarlo me perdí el vuelo de la mañana hasta que mi madre me lo llevó, el siguiente vuelo salía a las 3 de la tarde; te llamé para decirte lo que pasaba. Recuerdo el nervio de tu voz traicionando y dejando al descubierto las ganas de vernos.

Al abordar me tocó ventanilla, el cielo estaba totalmente despejado y el avión casi vacío. Pensaba en ti, en lo mucho que tardé en tomar esa decisión, pero ya estaba de camino, no había marcha atrás. Escuchaba a Sting cantando "Shape of my heart" mientras tomaba un zumo de manzana y jugaba sin darme cuenta con un anillo.
Escuchar que estábamos por aterrizar me puso el corazón a latir con fuerza, no podía controlar el calor en la cara y sentirla sonrojada. Antes de bajar y buscarte entré a los servicios, me miré por última vez; llevaba unos vaqueros rotos por una pierna y la rodilla (mi abuela odia esa ropa "de moda") una camisa un poco ajustada color verde aceituna y debajo una camiseta negra, los botones de arriba desabrochados, dejando ver ligeramente un escote, el cabello suelto, ondulado y unos pendientes. Retoqué un poco el maquillaje poniendo color a las pestañas y brillo en los labios, me mojé un poco el pelo, tomé la mochila y la maleta y me dispuse a salir.

Caminé buscando, esperando encontrarte primero para poder verte de lejos; al llegar a una puerta de salida entro una corriente de aire, me giré y vi a Cuca, tu amigo, y a su lado otro chico, pero no a ti. Me acerque y apareciste, detrás de ellos, me viste antes que yo. Abrace a Cuca, me presentaste a Toño y después nos quedamos mirando, sin monitores, sin teléfonos; me acerque a darte dos besos pero tu me abrazaste, con fuerza, con tanta confianza, podía sentir tu respiración igual de agitada que la mía. Aunque nunca había estado entre tus brazos era como si los conociera de toda la vida.
La alegría del inicio se transformo en nostalgia, luego al sentir tu cuerpo cálido y ver lo perfectamente amoldado que estaba al mio sentí una necesidad imperiosa de pegarte mas a mi, pero no quería que lo notaras y, al ver que lo sabías te solté.
Ese abrazo dijo tanto sin necesidad de hablar, fue abrir la caja de Pandora.

Subimos a tu coche, Toño conducía y Cuca iba a su lado; detrás el nervio y las ganas, tu y yo. Trataba de poner atención al camino, de observar tu mundo, pero tu mano en mi rodilla me ponía a temblar, me preguntaste si tenía frío, te dije que si para disimular, pero me abrazaste y fue sentir un escalofrío mayor, no te miré a los ojos en el trayecto, recuerdas?. Si lo hacía terminaríamos besándonos y no era momento.
Llegamos a casa de Toño, me quedaría ahí esos días, me ayudaste con la maleta y entramos. Cuca y el dueño de la casa se bajaron antes; así que tu me mostraste mi habitación y todo lo demás mientras me tomabas de la mano; no puse mucha atención, pensaba en ti, en tu estatura, en el tamaño de tu mano, en lo bien que encajaba en las mías.

Nos sentamos en el sofá, frente a frente, yo hablaba del clima, del vuelo, de todo, estaba flotando y solo una pregunta rondaba mi mente: ¿Cómo es posible que una chica me haga sentir toda esta gama de sentimientos? De repente, paraste mi conversación, el tiempo, los sonidos y el mundo al acercarte y darme el primero de muchos besos.

miércoles, 18 de enero de 2012

6. SEGUNDA LLAMADA


Esa sensación de llegar a tu país, a tu casa, de sobrevolar por tu historia es indescriptible, es algo que todos deberíamos pasar al menos una vez en la vida, así le daríamos valor a las cosas.

Mi ciudad, mi tierra, mi gente, aunque no me toco ventanilla giré la cabeza para ver mi querido Distrito Federal, unas lágrimas querían asomar pero no era tiempo todavía (¿acaso hay un momento donde son oportunas?).
Al aterrizar y ver a mis paisanos, sentirme rodeada de piel morena, de contaminación y ruido pude suspirar, estaba en casa.
Pasar por la larga fila de aduana es uno de los requisitos mas desesperantes que puede haber, los órganos y los sentidos no están al 100, solo piensas en una cosa: salir.
Ahí estaba mi familia, esperando por nosotros para ir directo a una fiesta; mi hermano estrenaba coche y novia y mi madre no cabía de felicidad. Al pasar por los vuelos nacionales escuché la llamada para el vuelo a Guadalajara, me estremecí; podría haber llamado y decirte que iba a México, pero no, ¿para qué?, si estabas nuevamente con Anais y yo presentaría a Cano con mi familia.

Ese viaje, aunque corto, porque 20 días no dan para todo lo que uno quiere me hizo valorar lo que tengo, lo que soy, de donde vengo y a donde voy. Me unió mas a Cano, aprendí a disfrutar su compañía, comunicamos a la familia que pensábamos casarnos y todos se alegraron.

En septiembre, al celebrar las fiestas patrias por todos lados se escucha el marichi, hay tequila en las casas, sombreros de charros, vamos, todo lo que hay en Guadalajara y es imposible no pensar en ti con ese ambiente.
Disfruté mucho esas semanas, estar al lado de mi familia, aunque era raro estar de visita en mi casa, hicimos algunas fiestas con los amigos y trataba de alargar todo el tiempo posible con ellos.

Estaba pendiente de mi correo, pero no conteste ni me conectaba, evitaba un encuentro esperado, no quería verte, no era el momento, algo me obligaba a esperar.
Pasaron los días mas rápido de lo que uno quiere; de nuevo despedidas, pero esta vez tenia la energía recargada, estaba todo en orden.

La noche que regresamos a España yo tenía fiebre, estaba resfriada y me sentía mal. Tener a mi lado a Cano, cuidando de mi me hizo pensar que era hora de amar a quien me ama, de cuidar lo que tengo, de dejar de pensar en fantasías y centrarme en lo real, lo correcto. Fueron 11 horas de vuelo guardando luto por lo que pudo pasar y no pasó; por la persona que hacía temblar todo mi mundo y que abría una ventana nueva de oportunidades de opciones de amar.
11 horas escuchando la misma lista de canciones de Franco de Vita en el avión, esta vez si deje salir las lagrimas por la decisión de pasar de ti, de tu vida, de empezar a vivir la mía.

Pasamos meses sin estar en contacto, cerca de la fecha de la boda coincidimos, charlamos por horas, te comenté que había ido a México medio año antes... 6 meses habían pasado desde entonces, nos pusimos al día, después del reclamo por no haberte avisado y el silencio que le siguió al darte mis motivos. Te dije que me casaba en unas semanas, me preguntaste si es lo que quería, te respondí que si, toda esa conversación con muchos silencios que guardaban un "no te cases", "ojalá fuera diferente" y con tristeza por no conocernos después de 2 años.

El día de la boda, pensé en ti. Irónicamente al casarme me liberaba de cualquier rastro tuyo.
Comenzamos a charlar semanas después pero sin segundas intenciones; las conversaciones eran sobre la vida cuando uno se casa y de tus torneos de futbol. Tuviste algunos... besos esporádicos con chicas de tu universidad, pero no parecía nada serio.

Una tarde llamaron de México (nunca llaman) y me dijeron que tenía que ir a ver a un familiar que estaba enfermo, alguien muy querido para mí. Así que en unos días preparé lo necesario e inicié el viaje, sin saberlo, donde por fin nos conoceríamos.

5. PRIMERA LLAMADA


Es raro decir: "voy a visitar mi país" o "voy de visita a mi casa".
Da nostalgia aceptar que ya no es tuyo nada, que si, que lo llevas contigo, pero no perteneces a ese sitio ya.

Días antes del viaje estuve de compras, pensando y buscando que llevarle a la familia y amigos, se lleva mucho esfuerzo, espacio, tiempo y dinero. Que al final vale la pena, es una forma de decirles que han estado en mi mente siempre. No los aburrí contando las complicaciones de adaptarme, del acto racista cuando unos chicos en motocicleta me aventaron huevos por la calle en la noche al salir de trabajar gritándome: "sudaca de mierda! vuelve a tu país"; o de las personas mayores que me decían que no me darían dinero por ayudarles a bajar del autobús o bajar algún escalón alto. Para qué contar de los días comiendo sólo cereal para poder comprar un colchón decente, era mejor hablar de lo que querían escuchar, cómo son las calles, las personas, el ambiente, que visión tienen de los mexicanos, de la relación cultural entre ambos países.

El camino a Madrid fue en tren, iba feliz, el calor de esa mañana de verano adormecía mientras miraba por la ventanilla los mismos campos de arroz y naranjas que me dieron la bienvenida hacía meses; Chambao estaba pegando con "Ahí estás tú" y sonaba en la radio del tren, un poco de rumba agregado al estado de ánimo siempre viene bien al corazón.
Pensaba en todo lo que quería hacer con mi gente.

Llegamos a Madrid, cuando fuimos hacia la lista de espera nos encontramos con varias personas durmiendo allí, nos comentaron que llevaban semanas intentando volar, eso me decepciono, me bajo la moral, aunque Cano siempre estuvo dándome ánimos, decidimos dormir en la capital esa noche, nos fuimos a casa de los tíos de Cano, el descansar, comer, ducharse y hablar con la familia es una inyección de energía.
Al día siguiente la lista era más larga y por habernos ido nos dejaron al final.
Nos quedamos a dormir esa noche en el aeropuerto, escuchando historias personales, pensé que después de todo no estaba tan mal, no me estaba perdiendo ninguna boda, ni inscripciones de la escuela o nacimientos. Lo mio era viajar por placer.
Como era de esperar no se movió la lista siendo temporada alta, después de dormir en Barajas un rato bajo las escaleras mecánicas, otro en la capilla y un rato mas sentada en el baño (el único sitio donde no hace tanto frío); y luego de comer galletas, patatas fritas y algún sandwich en todo el día regresamos a Valencia.
Iba triste, el atardecer no alegraba la vista, ni la película de Cantinflas que pusieron en el tren. Solo quería llegar, deshacer las maletas con ropa y empacar de nuevo las ganas de ir a México.

Me quedaba una vez más con las ganas de verte, y tú, barajando la posibilidad de regresar con Anais. En ese momento me pareció injusta la poca empatía de tu parte. Pero poco se puede reclamar donde no hay nada escrito. Y yo al parecer era solo tu paño de lágrimas, estaba cuando ella te trataba mal y me iba cuando querías estar bien. Para que pensar en ti cuando tenia alguien a mi lado que me amaba de verdad?...

A finales de agosto visitando la página de los vuelos Cano vio que ya había plazas en el avión, empacamos de nuevo, esta vez iba en el plan mas pesimista que se puede, así no me dolería tanto regresar con la cola entre las patas. Viajamos de madrugada, aun estaba oscuro al llegar a Madrid, cuando fui a la lista de espera, eramos de los primeros!, no me hice ilusiones hasta no escuchar mi nombre en el mostrador. Fumando, caminando, viendo aviones, conociendo gente, intentado que pasaran las horas hasta que por fin, escuché nuestros nombres; "ya has visto cuando estando en el avión bajan a los de lista de espera por subir a alguien con boleto completo" -pensé-.
Estaba esperando que el avión despegara para soltar esa sonrisa de nervio. Y una vez en movimiento me relaje, pude dormir de un tirón pensando que estaba a horas de ver a mi familia, a mis amigos, estaba a días de conocerte, aunque algo me decía que aun no era nuestro momento.

jueves, 12 de enero de 2012

4. Y COMIERON PERDICES



La idea de viajar no era tan descabellada, resultaba relajante, prometía una bocanada de aire fresco, renovar, ignorar.

No mentiré, con tantos preparativos, los amigos con las despedidas, las salidas, fiestas, organización y conversaciones por horas con las personas que son importantes en mi vida, me olvide de ti.
Todo era perfecto, una nueva vida, dejando atrás lo que hace daño.

Los primeros meses pasaron bien, la excitación de ver todo, de adaptarme, resistir y descubrir me mantuvieron siempre con ocupaciones. No vivía con Cano pero comenzamos una relación que terminaría con una propuesta de matrimonio para agilizar los tramites legales.

Una tarde coincidimos, y charlamos tranquilamente, de pronto, no se como, comenzaste a hablar de tu situación intima con ella, a preguntar cosas, querías que te aclarara dudas, que te dijera formas de hacer el amor. A mi! me estabas preguntando a mí como satisfacerla!
Lo que creí olvidado, pensaba que ya no me dolías y que podía seguir con mi vida y con esas preguntas me di cuenta que no era así. Que solo había guardado lo que siento por ti en el rincón mas oscuro de la memoria.
Luego de recomendarte ver pornografía con toda la calma y sarcasmo que era capaz y de no perder la cordura contigo me fui, salí de casa, camine hasta que me di cuenta que estaba en el Barrio del Carmen, justo lo que necesitaba; sentarme en una terraza a ver la vida pasar, a encontrarme entre tanta gente, todo parecía tan lejano, tan absurdo. Había recorrido miles de kilómetros de distancia para darme cuenta que seguías conmigo.
Esa noche fue la primera que pase con Cano después de todo, yo también tenia necesidades que cubrir y no veia caso guardar luto a algo que nunca existió.

Pasaron las semanas, y con mi horario de trabajo era mas factible coincidir contigo.
Hablamos de nuevo casi todos los días, tu estabas trabajando en un ciber y eso facilitaba encontrarnos. Estábamos así por horas, mas de una vez tu comías mientras yo cenaba. Como era de esperar Anais se molesto, te pidió que dejaras de verme y como siempre, me lo dijiste con toda la honestidad que sabes, no discutí y me calle las cosas otra vez. "Voy a dejar de verte, te quiero mucho, pero no quiero problemas con ella, es mi pareja".
Sentí decepción de ti, te pedían dejarme y tu hacías caso!, y además me remarcabas lo que era para ti.

Acepte (tenía opción?), y nos despedimos, deje de verte un par de meses, me centre en la relación con Cano y mis documentos para residir de forma legal. Fue en ese lapso cuando me pidió casarme y agilizar los tramites. No lo dude, dolió decir: "si" a quien no debía pero lo hice.
Cuando estábamos en espera de la fecha para la entrevista en el juzgado apareciste de nuevo, pidiendo que nos viéramos a escondidas, me echabas de menos, y yo, feliz por verte de nuevo acepte.
Si ella llegaba te desconectabas enseguida; sin decir adiós. Un día me pediste hablar con Anais, decirle que no había nada mas que amistad, que a quien amabas era a ella... y lo hice, un par de veces, pensando que quien se mentía era yo. Que carajo hacia yo ahí?, tanto me costaba entender que la amabas?, te gastabas tu sueldo con y para ella casi del todo, le cubrías sus necesidades, la excusabas cuando yo te reñía por agachar la cabeza y te enojabas conmigo.

Al final terminaste con ella, por el motivo que fuera, por la acumulación de todo o de nada, se acabo. Y tu estabas libre, feliz, respirando por fin, coqueteando con la idea de retomar lo que dejamos antes de que fueras a Vallarta; te dije que me casaría en unos meses, que quería a Cano que había estado conmigo todo ese tiempo que te necesite y calle por tonterías.
No te alejaste, esta vez no. Decidiste quedarte aun sabiendo que yo estaba intentando amar a alguien mas. Solo me pediste una cosa, en mi próxima visita a México conocernos.

martes, 10 de enero de 2012

3. ANAIS



No es que me haga especial ilusión que ocupe una parte de la historia, pero así son las cosas.

Cuando me contaste sobre ella yo estaba en otro ciber, ya que el de siempre lo cerraban los domingos. Hacía frío, salí un par de veces a fumar mientras pensaba en lo que callabas; tú que siempre tienes ganas de charlar llevabas días sin tratarme como antes, se acabaron los halagos a mis ojos o mi boca, dejaste de mencionar la apuesta donde te debía un beso, con el cual me estremecía tan solo de pensar en tus labios suaves.

Esa manía mía que tanto odias de preguntar a cada rato que pasa consiguió que lo dijeras.
Una compañera tuya de la universidad, que siempre te había caído mal, en ese viaje la conociste mas, charlaban todo el tiempo, supiste porque tiene ese carácter, y fue Anais quien te dio el beso que iba destinado para mi, o se lo diste tu a ella; no recuerdo. Cuando comenzaste a hablarme de lo que pasó, me bloquee, solo se quedaron las frases de: "salimos a caminar por la playa", "nos besamos", "estoy saliendo con ella" "tu estas lejos, si somos realistas no podríamos". Después de mentir y decirte que no pasaba nada, que me alegraba por ti, me preguntaste porque no fui. Te invente algo, no tenia ganas de hablarte mas. Me despedi lo mejor que pude asegurándote que si, que seguirías teniendo mi amistad.

Salí a la calle con tianguis ese día, ahí me encontré a un par de amigos y nos fuimos a jugar a otras canchas, termine con el cuerpo y la mente agotados; casi las 11, camino a casa trataba de convencerme que hay mas personas. Que futuro podíamos tener? era verdad, había mucha distancia entre tu y yo.
Deje de llamarte, no me apetecía jugar y te saludaba cuando me hablabas, que cada vez era menos porque a tu chica le daban celos de mi. Como era posible que tuviera celos?, era ella quien te tenia, no yo.
Aprovechala -pensaba-, porque cuando te descuides, en cuanto le falles, porque le fallaras, estaré para tomar mi lugar.
Tuve que tragar los comentarios sobre lo que hacían, los detalles que tenias, lo que te preocupaba la forma de llevar su vida, siempre pensando en ella, ella, ella!

Era hora de emigrar, de moverse, de buscar algo que hacer.
No se como pero di con una pagina que se llama "Mexicanos en España"; por que no?, comenzaré a hacer amigos de España y me moveré de sitio, aquí no hay nada que hacer.
Y así entre paginas conocí a Cano era muy amable, con madurez y soltura, tenia algo que me atraía, no como tú, nunca tanto como tú.
Te hable de mi nueva amistad y te alegraste por mi, estuvimos "bien" unos días, a veces, al mirar hacia atrás no se si lo tuyo con ella era amor o compasión; como lo mio con Cano con el paso del tiempo.

A veces no podía controlarme. Cuando me confesaste que ibas a dar un paso más con Anais quería gritarte: "no!, no, por favor, espera, pídeme que vaya y lo haré pero dejala!" en lugar de ello solo te dije que te cuidaras y que todo fuera bien.
No quería detalles, pero sabia que estabas por tener relaciones. Esas fechas fueron duras para mi, realmente te estabas enamorando. Era hora de comprar mi boleto a España, no quedaba nada por hacer aquí.

2. VALLARTA


Tu: -Bueno?
Yo: -Buenas tardes, disculpa, se encuentra... (olvide preguntar su nombre!) esta... mm, he estado jugando billar con alguien de esa casa que usa de nick Ego... (silencio largo)
T: -Soy yo, como estas?
Y: -Ja ja, que gracia, ya, en serio, pasame a quien sea Ego
T: -Soy yo, y tu eres del DF, tienes casi 25 años y eres capricornio...
Y: -Ah... bien, bueno, mm pues... estaba comprobando el numero sabes?, bueno, pues ya nos vemos en el billar entonces, ok?
T: -Bien, hasta luego
Y: Adiós.

Me quedé inmóvil, sin saber que decir o hacer, esperaba cualquier cosa menos eso.
De pronto el tiempo volvió atrás y me vi con la primer ilusión, no fue el primer amor, pero descubrí aspectos importantes que volvían a latir.
Sentí el miedo nuevamente del engaño, de la marginación, del silencio, de la confusión.

Tenía que dejar de pensar en ti, no había nada, no teníamos nada, eras un simple contacto, era darle a un botón y olvidarme de ti.
Sólo pude resistir unas horas sin verte, regresé y te busqué, comenzamos a quedar sin decirlo explícitamente, pero sabíamos que estaba surgiendo algo, lo que fuera, no tenia nombre, ni pies ni cabeza, no era nada nuevo a la vista de todo aquel que se ha enamorado pero... un momento, "enamorado"?; no no no, imposible, no, una amistad que empezaba a nacer, nada más.

Pasaron los días y me dijiste que irías a Vallarta, con tu equipo de futbol.
Comenzaste a contarme tus planes y yo a pensar la forma de ir, de sorprenderte allá. Pero me leíste el pensamiento y me invitaste a ir. Me emocionaba la idea, el corazón me latía con mucha fuerza pensando que te vería, que podría tocarte, escucharte, caminar a tu lado. Todo parecía perfecto. Y mientras llegaba el día empezamos a poner la cámara, a vernos poco a poco, aunque yo solo te dejaba ver mis ojos, no quería que vieras mas; yo llegaba sudando, con el cabello mojado y despeinado, sin maquillaje y con el cuello brillando por las gotas de agua y sudor.

Unos días antes del viaje, cuando teníamos el numero de cuenta, nombre del hotel, el autobús, etc. Dejaste de verme, no me presente ni te llame. No sabia como decirte que no iría. Te dije mil excusas cuando volviste, pero de poco valían, algo había pasado allá que no te dejaba hablarme como antes, algo escondías y yo no sabia como disculparme por no haber ido ya que mi madre había estado ingresada en el hospital.

Cuando te decidiste a hablar me dijiste que una chica de tu universidad que te caía mal, sin saber como terminaste saliendo con ella, querías intentar algo, la tenias cerca, que siendo realistas, aquí no teníamos nada mas que una amistad a distancia; ella te gustaba, tenia algo que te llamaba la atención. Al preguntarme porque no fui, no le vi caso a contarte que habían operado a mi madre, le quitaron la matriz, y mis hermanos y yo tuvimos que quedarnos a dormir en el hospital, sin un padre que nos dijera que hacer, con mi madre internada, yo mayor que los otros dos, enfermé por dormir en el suelo del hospital, donando sangre y buscando donadores no pensé en los días, si en ti, pero no en el viaje.

Y así fue como Anais entro a tu vida, a la mía y me dio el empujón que necesitaba para empezar a escapar de ti.

sábado, 7 de enero de 2012

1. PUNTOS SUSPENSIVOS



¿Qué hacer cuando encuentras el verdadero amor donde menos imaginabas?
Vale la pena inmortalizarlo, al menos de esa forma sabemos que durara por siempre, aunque la relación termine.
Esta historia tiene siempre puntos suspensivos, persiguiendo el punto final.





Los veranos eran insoportables en la época que solía apostar jugando al baloncesto; la lluvia cancelaba  varios de esos juegos y era mi mala forma de ganar algo de dinero.
Pasaba el tiempo al salir de la universidad en un ciber café, charlando con un par de amigos.

Una de esas tardes me convencieron de entrar a jugar billar en el portal de Yahoo, y te conocí.
No recuerdo la conversación; pero sé que me atrapaste, no pude dejar de pensar en ti. Me fui a casa y a mitad de camino me di cuenta que había olvidado preguntar tu nombre. Esa noche trate de olvidarme de ese detalle, sin poder conseguirlo.

Al día siguiente lo primero que hice al llegar al lugar de siempre fue buscarte, fingir que no me interesaba saber de ti de forma muy penosa, ya que te hice toda una entrevista.
Con tu teléfono en mano me despedí y fui lo más rápido que pude a casa.
Era un número de Guadalajara, y en ese tiempo aún cobraban las llamadas de larga distancia nacional. Dudé unos minutos en marcar; y pensé: "tantas molestias te tomaste en pedirle el número, tantas vueltas en la cama anoche y tu desesperación esta tarde para nada?"

Así que marque el 00 33. Me dejaste de piedra al escuchar tu voz, no era precisamente lo que esperaba, no supe que decir, creo que fue más el silencio lo que cobraron en esa llamada que lo dicho; una parte de mi se negaba a aceptarlo.

Entre la ansiedad que sentía desde el día que te conocí aún sin saber nada de ti, y la sorpresa al escucharte hablar no supe que hacer; me esperaba una segunda noche en vela, la segunda de muchas más que vendrían.
Pero, no es eso lo que ocurre cuando chocas de frente con tu destino?