sábado, 7 de enero de 2012

1. PUNTOS SUSPENSIVOS



¿Qué hacer cuando encuentras el verdadero amor donde menos imaginabas?
Vale la pena inmortalizarlo, al menos de esa forma sabemos que durara por siempre, aunque la relación termine.
Esta historia tiene siempre puntos suspensivos, persiguiendo el punto final.





Los veranos eran insoportables en la época que solía apostar jugando al baloncesto; la lluvia cancelaba  varios de esos juegos y era mi mala forma de ganar algo de dinero.
Pasaba el tiempo al salir de la universidad en un ciber café, charlando con un par de amigos.

Una de esas tardes me convencieron de entrar a jugar billar en el portal de Yahoo, y te conocí.
No recuerdo la conversación; pero sé que me atrapaste, no pude dejar de pensar en ti. Me fui a casa y a mitad de camino me di cuenta que había olvidado preguntar tu nombre. Esa noche trate de olvidarme de ese detalle, sin poder conseguirlo.

Al día siguiente lo primero que hice al llegar al lugar de siempre fue buscarte, fingir que no me interesaba saber de ti de forma muy penosa, ya que te hice toda una entrevista.
Con tu teléfono en mano me despedí y fui lo más rápido que pude a casa.
Era un número de Guadalajara, y en ese tiempo aún cobraban las llamadas de larga distancia nacional. Dudé unos minutos en marcar; y pensé: "tantas molestias te tomaste en pedirle el número, tantas vueltas en la cama anoche y tu desesperación esta tarde para nada?"

Así que marque el 00 33. Me dejaste de piedra al escuchar tu voz, no era precisamente lo que esperaba, no supe que decir, creo que fue más el silencio lo que cobraron en esa llamada que lo dicho; una parte de mi se negaba a aceptarlo.

Entre la ansiedad que sentía desde el día que te conocí aún sin saber nada de ti, y la sorpresa al escucharte hablar no supe que hacer; me esperaba una segunda noche en vela, la segunda de muchas más que vendrían.
Pero, no es eso lo que ocurre cuando chocas de frente con tu destino?

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