lunes, 7 de enero de 2013

27. DESDE CUANDO

Otra vez en el avión, llorando, sola, mirando el dedo donde estaba el anillo de casada, una linea clara en la piel me recordaba lo que perdí, lo hija de puta que fui con Cano al no decirle la verdad, el haber utilizado de cierta forma a Eva, caí muy bajo, consumiendo drogas, alcohol, pasando de todos y de mi, que si, que las letras fluían como pez en el agua, pero me costó perder a dos excelentes personas.





Y encima estabas tu, era libre, podía ir a buscarte y empezar algo en forma, pero no tenía cabeza más que para Cano, pensaba en el daño que le había hecho, fastidie una relación en la que me metí por tratar de olvidarte, algo destinado a fracasar, estaba tan cegada por el dolor que cause, que la ira y frustración que me llenaban las saque contigo y tu pagaste también. Te culpé los siguientes años, y empezó una guerra de ni contigo ni sin ti que te dañaría y no me dejaría vivir en paz.

Llegué al aeropuerto de la Ciudad de México, me esperaban mi madre y uno de mis hermanos, con flores y globos, estaban sonriendo, pero al ver mi cara olvidaron los presentes y me dieron un abrazo largo, donde me costó trabajo parar de llorar y articular alguna palabra, sólo atinaba a mover la cabeza para decir "si" o "no".
Siempre voy delante en los coches, esa vez me hundí en el asiento trasero, contemplando el atardecer en la ciudad, comenzó a llover y de nuevo las lágrimas aparecieron. Me dijeron que en casa estaba la familia para darme la bienvenida... "bienvenida", que palabra más difícil de aceptar cuando no había motivo de celebración.
Traté de controlarme, de pensar en otra cosa, lo de siempre, salir de mi y pensar que es otra persona, aislarme entre la gente, una vez puesta la coraza, sequé mi cara y salí del coche. Ahí estaban casi todos, sonreí y fingí lo mejor que pude, aunque mi madre y mi hermano me veían desde la puerta, preocupados. Dije un par de bromas, todos rieron, nos sentamos a cenar, respondí a sus preguntas evitando hablar de lo que todos sabían.
Al levantarnos de la mesa, fui al jardín a fumar, se acercó uno de mis primos y me dijo que estaba contento por tenerme en casa nuevamente, me hablo de los problemas por los que atravesaba con su novia; no puse mucha atención, seguía con la mente cerrada, no recuerdo que le dije. Entramos y en la sala se acercó mi hermano menor a contarme sobre su nuevo trabajo y lo mal que se llevaba con su jefe, cuando lo interrumpió el tío que se le suben las copas a decirme que quería hablar conmigo de su divorcio. No pude más y levante la voz para decir: -Les agradezco a todos las muestras de cariño y confianza que me tienen, si,  Cano y yo nos separamos, no quiero pena ni lástima ni empatia, cada quien tiene lo que merece y sólo les pido comprensión, no quiero hablar del tema, no quiero responder preguntas ni quiero escuchar los problemas de nadie, no por ahora, necesito tiempo-.
Dicho esto y cerrando con un "Buenas noches", me fui a mi recámara a dormir, a tratar de olvidar y de aceptar que no hay marcha atrás, el odio que tenía por mi forma de proceder lo dirigía hacia ti.
Saqué una mala leche que agradezco me hayas perdonado.