viernes, 20 de enero de 2012

9. MANZANA PROHIBIDA


El cuerpo humano es extraordinariamente perfecto y sube un grado de intensidad cuando el cerebro logra desconectar y deja actuar solamente a los instintos, sentimientos y placer en el acto de amor mas puro y enérgico.

Tu cuello me recibió de buena gana cuando me perdí en el, me quede un momento ahí y después te pregunté: "¿estás segura?" mirándote a los ojos, con la voz ronca y esperando un si; me tomaste por la nuca y me besaste.


Toda la habitación tenía un color rosado por el atardecer que entraba desde el ventanal. No se escuchaba nada que no fuera tu respiración y la mía, mi cabeza pensando que eso de irse a la primera con alguien que no llevas ni 3 horas de conocer no estaba bien.


La ropa quedaba lentamente en el suelo, no dejabas de oler mi piel y yo de perderme en cada parte de tu cuerpo, conociendo lunares, besando, aspirando, suspirando... descubriéndome en ti y aprendiendo sin palabras. Tu cuerpo perfectamente amoldado al mio, mis manos temblando al ir subiendo desde tus costillas y rozando mis pulgares la suave curva de tu pecho agitado (tranquila, no daré detalles de tu cuerpo, de esa parte donde termina tu espalda que me vuelve loca ni de tus piernas que me hacen perder la razón).

No te dije las dos partes mas sensibles de mi, las descubriste y sonreíste al hacerlo, no se cuantas veces toqué el cielo esa tarde, solo se que fue un concepto exacto de lo que significa hacer el amor, no fue solo sexo.


Mis manos seguían sintiendo tu piel, tu cuerpo, cuando terminamos recostadas, agotadas y con ganas de más; mis ojos no se cansaban de ver tu cuerpo, la boca con sabor a ti, con ansias por volver a probarte de los pies a la cabeza; el cuarto inundado de sudor, tu perfume, el mío y el ambiente cálido que queda después de pasar todo ese tiempo encerradas y tus gemidos, los gritos, mi nombre, el tuyo sonando en las paredes. Me vencía el sueño contigo entre mis brazos, te giraste y subiste una pierna a las mías, sentir tu calor me hizo sonreír sabiendo lo que buscabas, te dije que si no estabas cansada, en respuesta comenzaste a besarme y a decir que no entre cada mordida pequeñita que dabas, me acelerabas el pulso y al escuchar mi voz ronca supiste que lograste lo que querías.


Nos besábamos de nuevo cuando sonó tu móvil, y, ¿quién era?, si, Anais. Tu cara cambio enseguida cuando viste la llamada, me miraste, no querías decirme, pero te delataste al responder: "si, es verdad, ha venido", "si, ya la vi", "no, no puedo verte, te llamo después, si?", "si, esta aquí".


Yo: -Era ella verdad?

Tú: -Si...

Y: -Me dijiste que habían terminado

T: -Y es verdad, terminamos, ya no salimos, pero se entero que venias y me pidió reconsiderarlo, volver a vernos

Y: -Pues queda con ella entonces.


Me levante y comencé a vestirme, enojada por haberme dejado llevar así, tratabas de calmarme cuando sonó de nuevo el móvil, otra vez ella, no respondiste, dijiste que solo querías estar conmigo, que no sabias porque la reacción de ella; te pregunte si estabas segura, me respondiste con un: "si mi vida, solo quiero estar contigo, siempre".

Y al volver a sonar conteste yo.


Yo: -Dime Anais, que es tan urgente.

Anais: -Quiero hablar con ella.

Y: -Esta ocupada vistiéndose, dime que necesitas.

(Silencio por unos segundos)

A: -A ella, la necesito a ella y si no se puede poner dile que la amo, que si nos vamos a ver esta tarde.

(Más silencio)

Y: -Creo que tu y yo debemos dejar varias cosas en claro...

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