viernes, 27 de enero de 2012

13. VOLARE


Me quedé fuera de tu habitación, pensando en lo que había pasado, que era la última noche que dormiríamos juntas. Llamé a tu puerta, me abriste y entré con la cabeza agachada, sin saber qué decir, cerraste y te metiste entre mis brazos; fue, sin decirlo, un abrazo de disculpas y de despedida.

Levantaste la mirada y te besé, intenté hablar pero me susurrabas que no dijera nada; ese beso tierno comenzó a crecer, a pedir más; bajaste tus manos a mi cadera y yo acariciaba tu espalda, te llevé nuevamente a la cama, esta vez despacio, con calma, con mucho cuidado te recosté y empezamos ese juego que se nos daba cada vez mejor. Tu pelo húmedo pegado a tu cara, esos ojos escondidos detrás de tus pestañas largas, la sonrisa de satisfacción, tus manos jalando la sábana y esos gritos ahogados que me anuncian que estas por explotar me electrizan por completo.

Y cuando quedo satisfecha con esa sonrisa vas por mi, con tanta suavidad, tanta calma, sin prisa, disfrutando cada segundo que me haces rogarte por dejar de acariciarme e ir a la acción. Siempre ha sido así. Aunque nuestra cama se hizo para no dormir, ya que me despiertas cuando menos lo espero pidiendo más guerra me gusta que seas así, ardiente sin ser vulgar, una verdadera mujer dentro y fuera de la habitación.

Nos quedamos dormidas después de disfrutarnos mas de una vez. Por la mañana salí de tu habitación, me duche, revisé mi maleta y me quedé viendo un momento mi cuarto; de nuevo lo abandonaba; no sabía cuanto tardaría en volver a ver mis cosas, parece frívolo, pero no es así.
Fui a despertarte y mientras te duchabas preparé el desayuno. Nos esperaba un día largo. Luego de tener por fin tu boleto estábamos listas para volar; tú te ibas en unas horas, y yo por la noche.

Una discusión más porque te recogería una ex tuya (cibernovia) en Madrid. Pero no había mucho de donde elegir, así que tuve que apechugar y esperar que todo fuera bien a tu llegada. Era tu primer vuelo largo y los nervios te traicionaban, no por miedo, sino por la excitación que da lo desconocido. Nos dimos un beso al despedirnos en el aeropuerto; cuando te vi partir me sentí por primera vez responsable de ti. Comenzaba a caer el peso de la realidad.

Al llegar a casa le llamé a Alex (tu ex) para darle los detalles de tu vuelo, le pedí que te cuidara encarecidamente; quizá eso le causo gracia, pero yo no estaba para bromas, eras mi responsabilidad y eso de saberte con ella no me dejaba tranquila.
Me preparé para salir al aeropuerto nuevamente; despedidas con la familia, los amigos y esa vez me fui sola, es mejor así.

Eran fiestas patrias cuando cruzaba el océano, me tocaron 3 asientos vacíos, los disfrute durmiendo todo lo que pude. Fue un viaje sin contratiempos, lista para lo que viniera. La idea de tenerte conmigo por 3 meses me encantaba; de haber sabido lo que nos venía encima, no se si te habría insistido tanto en ir.

Al llegar a Barajas y pasar por todos los tramites necesarios y desgastantes te busqué.
No estabas, llamé a casa para saber si tenían noticias tuyas y nada, pregunté por ti en el aeropuerto, en Atocha y nada; llegué corriendo al tren, apenas logrando entrar, preguntándome si estarías bien, si habías llegado a Valencia o estabas con Alex; que horas antes me había dicho que no podría ir por ti... ¿dónde estabas?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario