miércoles, 25 de enero de 2012

11. BIENVENIDA


Aquellos que tienen la fortuna de seguir estudiando disfruten todos los días, esa es una de las mejores etapas de su vida, expriman todo lo que puedan.

Me negaba a acompañarte a la universidad, ninguna es lo suficientemente grande cuando no quieres ver a alguien, porque te encontrarás a esa persona más de una vez cuando menos lo esperes.
Al final esos ojos tristes que sabes poner me convencieron, fui de mala gana; subimos al coche y pusiste música (Molotov), hablamos de las posibilidades de que fueras un día a visitarme. El camino era largo, cuando llegamos a la calle me sorprendió el salón de fiestas que tiene... espera, ¿qué eran?, ¿dioses griegos?, no se pero me hizo gracia. Todo un ambiente universitario, locales de fotocopias, sitios donde comer, bares, autos con post-it pegados, gritos, el color de la mezclilla predominando, muchas colillas de cigarros en la acera y el olor de marihuana por algún sitio.

Entramos y tu ibas feliz, me tomaste de la mano y me quedé mirando, esperando que la soltaras como otras veces cuando te la agarraba yo; pero no, entrelazaste tus dedos con los míos y caminaste muy segura, mostrando con una sonrisa tu escuela, dando detalles de la arquitectura, de los edificios, un poco de historia y presentandome a algunos amigos como "tu novia". Me dejaste sin palabras, no sabia que decir, lo estaba pasando muy bien, estaba relajada. Me quedé fuera de tu clase esperando que terminaras mientras jugaba con el móvil.

Al salir nos quedamos sentadas un rato en la parte superior del edificio, detrás de la entrada, me diste algún beso rápido y seguías de mi mano. Esperando a una amiga tuya para entregarle unas cosas. Hablaste del futbol, de tus clases, los profesores, los amigos, estabas como pez en el agua y me alegré mucho por ti, aunque borré sin decirte la idea de que continuaras tus estudios en España, no la mencione.

Bajamos con tu amiga y al llegar a comprar café ahí estaba Anais. Nos quedamos viendo no solo nosotras tres, sino las personas alrededor que sabían quienes éramos. No soltaste mi mano, bajamos charlando, ella saludo a tu amiga y te preguntó si no ibas a presentar, yo seguí caminando y dije que no quería perder mi tiempo que nos fuéramos, mientras la gente miraba.
Para mi mala suerte, antes de subir a tu coche ahí estaba de nuevo, te llamó y tu fuiste mientras yo entraba enojada. Regresaste, te vi venir seria y ella se quedó con cara sorprendida, al mirarnos Anais y yo, le dije adiós con la mano mientras te abrazaba; pero cuando nos alejamos te ataqué con preguntas:

Y: -¿Qué te dijo?, ¿qué quería?, ¿porqué fuiste?, ¿la extrañas?.
T: -Tranquila cielo, me dijo que si ya no la voy a saludar cada que vaya contigo, le dije que mientras se siga comportando así no, y fui porque no quería un numerito delante de todos (Suspiro largo) y no, no la extraño, solo te quiero a ti mi vida.
Y: -No me gusta, no me agrada que siga siendo tu amiga.
T: -Cielo, no pasa nada, de verdad, confía en mi, tu crees que después de conocerte voy a regresar con ella?, después de saber lo que siento a tu lado?.
Y: -Insisto, no me gusta, pero es tu vida, tu sabrás, hay algo en ella que no me gusta, no es leal, no me agrada.

Llegamos a tu casa a comer, extraño el sazón de tu madre, las charlas de tu padre, las bromas de tus hermanos, el girarme y sorprenderte observándome, sonriendo, tus "te amo" con una mirada, los nervios cuando pasabas a escondidas tu mano por mi espalda, o en la barra de la cocina, colocándola encima de mi rodilla.

Si tu casa hablara, recuerdas cuando te daba una nalgada antes de entrar diciéndote al oído que me encantas, subir las escaleras y besarnos antes de entrar a la sala, esperar que todos durmieran para poder abrazarte en el sofá mientras veíamos la tv; y la cocina, viendo desde la barra como lavabas los trastos mientras charlábamos, pero tus piernas me perdían y terminaba acercándome para abrazarte por detrás, apoyando mi barbilla en tu cabeza y metiendo mis manos dentro de las bolsas de tu pantalón, que risa recordarlo, lo siento, es que te ponías tan nerviosa, volteando a ver si no entraba alguien, diciendo que me quitara, me encantaba verte así, Dios... como extraño esos días.

Esa semana tuvo de todo menos aburrimiento. Ya conocía Guadalajara, aunque de noche, con unos amigos de la universidad; pero recorrer el centro a tu lado fue lo mejor, ese acto inconsciente de tocar tu espalda al cruzar la calle que te encanta, te hacia gracia viendo lo lenta que soy para comer, escucharme hablar te ha gustado siempre y yo me pierdo, hasta que reacciono y te miro, tienes esa sonrisa que me hace dudar en besarte o agitarte para que digas algo.

La última noche estuvimos hablando hasta tarde, acostadas, tu entre mis brazos, sentía las lágrimas cayendo en mi pecho mientras te acariciaba el cabello y te besaba diciendo que nos veríamos en unos días. Ese fue el principio de esta historia, ya con 8 años.

Ha sido una grata sorpresa saber indirectamente que estas, dudaba en seguir escribiendo sabes?, lo hago más por ejercicio. No creo que sea una historia que enganche a nadie, después de todo, es solo una mas entre millones, pero es nuestra. Sé que lees el blog, que no dirás nada, esta es la historia que nunca te conté, mi lado de la relación.

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