martes, 7 de febrero de 2012

18. HASTA LUEGO

Casi todo final espera un "continuara".

Las siguientes semanas fueron duras, estaba ausente por lo ocurrido con mi abuelo, Cano estaba a mi lado y tú te sentías fuera de lugar.
Una tarde, me dijiste cómo te sentías, lo fría que había estado y las cosas que podías hacer en México si regresabas antes.
Hablamos bastante tiempo, y entre lagrimas, decidimos que lo mejor era que regresaras a tu casa. Empezamos a organizarlo todo, con alegría por tu parte ya que estarías de nuevo en tu mundo y tristeza por que las cosas no fueron como pensábamos, además de la pena que causaba que fuera mejor estar lejos que cerca.

No recuerdo con exactitud los últimos días.
En la despedida no hubo beso, porque nos acompañó Cano, sólo un abrazo y un "te amo" susurrado al oído.
El regreso a casa fue en silencio, como siempre, tomados de la mano; hablando sobre lo que cenaríamos esa noche y con un frío entre los dos casi palpable.

Entrar a casa y no verte fue duro, pasar por tu habitación, oliendo todavía a ti; tuve que robar tu almohada y tus sabanas enseguida; ya que una amiga se quedó en casa un par de semanas, sólo pude disfrutar tu perfume unos días. Hablé con ella sobre ti. Me dijo: "siempre que tomes una decisión, hazlo con la cabeza fría y el corazón cerrado". Era cuestión de tiempo divorciarnos, sin embargo, me detenían muchas dudas.

Comencé a visitar más seguido a Eva, una amiga que tenía un balcón estupendo para escribir, hablar, escuchar música, vamos, para tratar de cambiar el mundo.
Era de un espacio justo para una mesa y su par de sillas, rodeado de esa hierba que crece por las paredes, con macetas de flores color violeta, un carro de servicio con una lámpara blanca encima, un cenicero grande y blanco también, y un baúl de madera pequeño.

Cuando Cano tenía que viajar me iba a casa de Eva, hablábamos sobre todo de ti, de cada detalle tuyo. Al principio me pareció que se había enamorado de ti; pero después, me dijo que era de mi, de la forma en la que te amaba, ella quería que la viera igual. Me dio ternura, le expliqué que sólo la veía como a una amiga, tenía ideas de olvidarte en otra piel, de conocer mas personas. Pero sabía que lo único que me calmaría eras tú. Así que 3 semanas después de tu partida me fui a buscarte a México.

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