miércoles, 1 de febrero de 2012

15. CHUECA


Salimos muy poco por Valencia, nos movimos en el Barrio del Carmen, el que tiempo atrás me vio caminar enojada e impotente por tu relación con Anais.
Esta vez era diferente, iba sonriendo, de tu mano, recuerdo ese otoño más cálido de lo que son ahora; me gustaba perdernos por esa zona, descubrir sitios nuevos, terminar en las terrazas bebiendo algo fresco -en esa época éramos de cerveza-, viendo a la gente pasar, escuchando lo mismo jazz que bossa o lounge.
Sitios tan bizarros como "El Cafetín", nuestro preferido, con muñecas sin cabeza colgando de las paredes, espermas dibujados, insectos cristalizados dentro de las mesas, el baño lleno de publicidad de sitios dónde escuchar buena música, los cojines de las bancas de colores y nuestra mesa, la que daba a la calle. ¿Seguirá abierto?.

Caminamos por el centro, te mostré la plaza de toros, donde años más tarde vería un concierto de Alejandro Fernandez; la estación del norte, aunque llegaste ahí no nos detuvimos esa vez a disfrutarla, nos sentamos a comer algo mientras observamos las llegadas y despedidas de la gente, y, como eres de arquitectura, te gustó la entrada, con sus naranjas y murciélagos.
Te llevé a Rodilla, donde hacen los mejores sandwiches de queso con nuez; paramos en Il caffe di Roma, parada obligatoria de los mexicanos que pasábamos por ahí a charlar y disfrutar de un buen cortado.
En Nuevo Centro compramos sobre todo maquillaje para mi, en The Body Shop; ya las compras de ropa las hicimos en la calle Colón y en El Saler, donde también comimos más de una vez.

Me gustaba caminar a tu lado, con el sol a cuestas, sin nubes, por la plaza del ayuntamiento con sus locales de flores impregnando el ambiente, los árboles de color marrón y violeta, charlando de cualquier cosa y parando en algún sitio a tomar un café, seguir charlando y acariciar tu pierna de forma "accidental", tu mirada traviesa, las dos con gafas de sol pero no hacía falta mirar tus ojos para saber lo que me decía esa sonrisa.

Y el Turia, recorriendo casi todo, llevándote al puente de Calatrava, al de las flores, al Gulliver y llegando hasta La Ciudad de las ciencias y las artes.
Pasamos allí un día, las dos con converse en los pies, vaqueros y una camiseta de United Colors of Benetton, la tuya blanca y la mía gris, con gafas oscuras y el pelo recogido; cuando salimos cada una de su habitación y nos vimos nos dio risa. Un beso largo se quedaba como promesa de los que vendrían adelante.
Lo pasamos bien esa tarde, sé que nos enfadamos por algo, no recuerdo que, vimos el espectáculo de delfines enojadas y después se nos pasó. Al salir del Oceanográfico fuimos a comer y luego a casa.

Un fin de semana nos fuimos a Chueca, con tus amigas, Alex y su novia. Yo estaba agotada, toda la semana trabajando de 10 a 10; pero te hacía ilusión verlas y yo quería agradecerles por haberte recibido cuando llegaste. Llegamos por la noche, viven demasiado lejos del centro; al llegar al hotel, después de varias noches y días sin tenerte en mis brazos sólo pensaba en una cosa, si, hacer el amor, te besé y traté de convencerte de no salir; pero llevabas demasiado tiempo sin verlas y eran sólo unas horas las que estaríamos con ellas; ganaste y salimos, nos refrescamos y fuimos a un bar.

Que risa, aquella camarera, guapa, que estaba embarazada y me coqueteaba y yo, encendida le regresaba las sonrisas y la conversación, te enojaste al ver lo que pasaba; supongo que fue raro para ti verme así con otra mujer; era muy guapa, y yo solo quería ponerte un poco celosa, no habría llegado a nada con nadie.
Nos fuimos mas tarde al hotel y de nuevo intenté hablándote al oído mientras te abrazaba por detrás convencerte de jugar en las sábanas, pero te resistías y ya empezaba a cansarme, fuiste al baño y tardaste, me enoje, me di la media vuelta e intenté dormir. Luego tu querías pero me había cansado de rogar.

Al día siguiente fuimos a la Gran Vía, paramos a comer en un restaurante italiano, pedimos pasta y solomillo, muy bueno. Ellas compartieron una ensalada. Salimos a caminar viendo los teatros, la gente, el movimiento que recuerda el DF.
Mas tarde, en Chueca, paseamos por sus librerías, un bar muy raro, como en una cueva, vimos ropa, maquillaje, zapatos, etc.

Por la noche entramos a un sitio no se si de ambiente o no, creo que estaba dividido por zonas; estaba totalmente dormida, no podía mantenerme de pie, entre el sueño y las copas no resistía, me dormía a ratos, abría los ojos y veía a la novia de Alex acercándose a mi, sonriendo, al abrirlos de nuevo estabas bailando con tu ex, luego estabas frente a mi, preguntando si estaba bien; un parpadeo más y te vi sentada en mis piernas.
Salimos a comprar comida ya que les dio mucha hambre a esas horas de la madrugada, yo me quede dormida en una banca, en el suelo, en el metro y no recuerdo más, hasta la mañana siguiente.
Quizá fue un sueño, pero recuerdo vagamente esa noche en el hotel, que hicimos el amor, gritando, alguien, tu o yo diciendo que no gritáramos, la cama pegando en la pared, mucha luz, colores fuertes, un orgasmo de lo más extraño, girando, buscando tu cuerpo de rodillas, no se, hay mucha confusión...

Regresamos por la mañana a Valencia, después de conocer a la madre de Alex, nos dejaron en el metro, yo iba con una resaca y enfado increíbles, sólo quería tirarme en la cama y desconectar, ¿qué pasó realmente? ¿tomamos algo? ¿tú estabas igual? no lo se.

Las semanas pasaban y quedaba lo más duro por llegar, la muerte de mi abuelo, mi divorcio y tu partida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario