martes, 27 de marzo de 2012

26. Y SIN EMBARGO

Los besos y las caricias subían de intensidad, el cuerpo pedía más; pero volvía a la realidad cuando sentía esas manos de huesos largos, la curva de la espalda era asimétrica a mi tacto, no eran labios finos los que me mordían, no era tu piel morena.





Y al escuchar esa voz que decía groserías con un tono grave; abría los ojos y no eras tú.
Intenté dejarte en el suelo, junto con la ropa, pero no pude... Cristina se dio cuenta, se enfado y con toda la naturalidad que tiene para adueñarse del sitio donde está, me dijo: "pues si no quieres hacerlo, yo si"; puso una película xxx y comenzó a acariciarse, todo esto mientras me miraba y me decía cosas con la finalidad de excitarme; el panorama resultaba tan penoso que salí a la terraza de su habitación.

Al poco rato salió ella, fumando, sólo con la ropa interior puesta, se sentó a mi lado, sin decir nada.
Me despedí, lo mejor que pude, con las palabras que todos hemos dicho alguna vez y sabemos que son mentira: "Ya te llamo y quedamos un día de estos", a lo que respondió: "no te molestes, no te contestaré". Y así terminaba mi primer intento fallido de perderme en otro cuerpo y crecía, sin darme cuenta, un sentimiento de rechazo hacia ti.

Al subir al taxi borré los datos de Cristina del móvil, y me dirigí a casa de Eva.
Allí estaba la amiga que había visto antes de entrar al hotel; le pregunté que cómo sabía que iba a ver a Cristina, me respondió que ese paquete se lo había dado ella la noche anterior.
Me fui al balcón a recoger las cosas que tenía y al entrar a casa estaba Eva sola. Le dí las gracias, pedí disculpas y le ofrecí una amistad desinteresada; al terminar de hablar me dijo que no me fuera, que entendía que no me gustara, que quien se iba a fijar en ella. Le dije lo guapa que era, saqué sus virtudes, y conseguí una sonrisa. Cuando vi que lo empezaba a tomar por otro lado dije que tenía prisa y me fui.

En casa, con tus recuerdos, pensando y pasando por cada sitio donde fuiste mía y me hiciste tuya; aceptando que ninguna mujer podría ocupar tu sitio, enfadandome por ello. Porque no querías que te tuviera pero tampoco me podía alejar. Esa tarde y toda la noche le di vueltas al asunto y decidí no volver a estar con ninguna mujer; entrarían hombres a mi vida más adelante, pero nunca otra mujer.

Eva desapareció con el tiempo, al empezar a evitarla, al no salir con ella, no responder su llamadas, sus mensajes. Lo último que supe es que estaba en Egipto. Creo que fue lo mejor, estar a su lado era viajar en espiral, sin saber dónde iba a terminar.

Lo único que me costó dejar (por unos meses) fue la marihuana, cada que la fumaba las letras salían fácilmente, publicaron algunas cosas en un diario local, envié otras a concursar en ensayos y relatos cortos. Descuidé demasiado la relación que tenía con Cano, que, por otro lado estaba destinada a terminar. Fue doloroso, demasiado, y muy madura la separación. Nos dimos una semana para cancelar los gastos de la casa, preparar mi viaje a México de regreso, la mudanza con sus cosas de nuevo a casa de sus padres, darnos de baja en algunos asuntos legales; etc.

Al tomar el autobús a Madrid me acompañó él y su padre; lloramos los tres. Y comenzó una depresión que me duraría varios meses.

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